*𝐍𝐨𝐬 𝐯𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐜𝐚, 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚* VOl. II

Parafraseando a Luis Piedrahita, "el castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable"; y es que cosa bien distinta es lo que uno manifieste y otra lo que sus palabras significan.

Hoy leía la noticia en la que un director de cine nacional (llamado así porque ha dirigido cine, no me salgan "odiadores" por remarcar lo evidente); un supuesto líder que abandera la cultura de este país, ha dicho, literalmente, "ojalá hubiera menos iglesias y más salas de cine".

Reconozco que primero me enfadé, este tipo de personas dan una visión de odio al público que, por otra parte, es muy influenciable. Después me dió lástima porque, con él, va a un sector amplio de gentes que consideran que por decir frases como "lo que mejor se me da es poner vaselina a las cosas para que entren mejor" están diciendo algo muy inteligente y se consideran progresistas cuando lo que son es ignorantes. ¡Estás hecho todo un casanova! Pero bueno, creo que cuando dice esa frase ya denota que pocas cosas sabe hacer bien que requieran de cierta complejidad. ¡Qué no lo digo yo! Lo ha dicho él.

Así que en este país donde la ética ha involucionado a su ancestro libertino y la moral se esconde como la verdad que acude a lavarse a la fuente, la institución que sirvió de prisión y cobijo ha pasado a ser el blanco de la burla fácil. Puedes odiar a la iglesia católica como organismo, puedes estar en contra de su jerarquía, ¿pero en contra de los monumentos que ésta ha preservado y son sinónimo de nuestra Historia -en mayúsculas-? Lo mejor es que se dice "cineasta", es decir, "que hace cine". El cine es heredero del teatro de un modo u otro, y… quem quaeritis in sepulchro? A buen entendedor…

Así que, querido esperpento, te dejo una foto de Mariano Díez Tobar cuya cara lo dice todo. ¿Sabes quién es? Imagino que sí, pues para eso eres "cineasta".