La necesidad de representación. Un estudio de caso: el blasón municipal de La Cistérniga

Trabajo realizado para la Asignatura de "Antropología Social y Cultural" en la Universidad de Valladolid en el año 2012

(no se ha modificado el contenido a pesar de conocer nuevos contenidos en la materia y haberse incrementado el marco teórico)


La necesidad de representación

Un estudio de caso: el blasón municipal de La Cistérniga

La idea de escudo: historia y simbología
El término “escudo” no es concepto inmutable pr mucho que pensemos en un arma defensiva al evocar el término, el significante varía de significado según la consciencia social de la cultura o persona que emplee el término en un momento determinado. Así el vocablo “escudo” es un concepto ambiguo que aúna bajo su mutable masa objetos que, a priori, no tienen ninguna relación más allá de la semántica. Entenderemos un significado diferente según el contexto cultural, demográfico e histórico en el que nos encontramos: Pacheco relata cómo Diego Velázquez fue llamado a la Corte de Madrid en 1623 para retratar a la familia real, entre los cuales se hallaba el Príncipe de Gales, quien le pagó cien escudos por su obra (Pacheco 1990, 524); hoy son muchos los hogares donde se cuelga el escudo de armas de su linaje familiar (blasón); en Chile podemos pedir una escudo refrescante; y no nos inmutaremos si oímos hablar de El Escudo de Heracles, tanto cuando designamos al fragmento épico como al arma defensiva. Así el término ha designado cosas tan dispares como una moneda, una insignia familiar, una cerveza, un texto épico griego o una barrera defensiva.
La mejor defensa es un buen ataque”: la historia del escudo defensivo
El concepto “escudo” proviene del latín scutum y designaba a los escudos defensivos empleados por la infantería del Imperio Romano. Encontramos así la primera acepción de “escudo” como «arma defensiva que se lleva embrazada, para cubrirse y resguardarse de las armas ofensivas y de otras agresiones (s.v. “Escudo” en el DRAE). El escudo era por tanto cualquier barrera de mano que permitía al miliciano defenderse del ataque rival en la lucha de cuerpo a cuerpo aunque, dependiendo del tamaño, material y comodidad en su manejo, también podía emplearse en la ofensiva como arma de contacto.
El Escudo en las culturas preclásicas
Debemos suponer que el escudo ha existido desde el mismo principio del hombre como ser territorial, pues junto con algunas armas blancas los escudos servían para la defensa ante el ataque de otras tribus o en la caza de animales. Es bastante probable que los escudos comenzaran siendo artefactos de madera muy rudimentarios que evolucionarían a través de las edades del hombre (al ser madera hoy no han sobrevivido restos, pero sí conservamos restos de materiales similares datados en la Edad de Piedra). Se tiene constancia de tribus helvecias que empleaban atillos de paja como escudos, lo que denota la singularidad del material empleado (cuero, lino, cobre, bronce, seguramente madera, etc.).

Ilustración 1. Fragmento de la estela de los buitres 
donde se observa una formación “en testudo”
En la antigua Mesopotamia encontramos esculpidas las primeras formaciones bélicas donde aparecen retratados los primeros dibujos de escudos. En la imagen de la izquierda observamos un fragmento de la llamada “Estela de los Buitres” (Estela de los buitres ¿2500 a.C?) donde se nos representa una formación falangista con la tropa de batalla del rey Eannatum derrotando a los ejércitos de Umma. Dejando atrás los detalles artísticos (como la isocefalia o la composición geométrica), podemos observar una formación encajada dentro de sus escudos (algo que los romanos desarrollarán completamente en la denominada “formación testudo” o “formación tortuga” algo que veremos más adelante).


Ilustración 2. Tropas de soldados egipcios
Los primeros escudos de la cultura egipcia supusieron una novedad frente al arma defensiva

de la cultura mesopotámica. Los escudos egipcios fueron armas individuales diseñadas para proteger a cada infante y no a la formación; esto supuso un cambio sustancial pues al variar la defensa seguramente se varió la técnica de combate: si en la Ciudad entre ríos el combate funcionaba como una gran máquina integrada por sujetos individuales encerrados bajo un gran caparazón defensivo, ahora el combate es individual, soldado contra soldado acompañados por su broquel (aunque seguramente se cubrirían las espaldas unos a otros de forma similar a la “formación testudo” romana que veremos en un momento). Junto a estas líneas podemos encontrar un conjunto escultórico policromado de unas tropas egipcias con sus escudos (Tropas de soldados egipcios ¿X dinastía (2100 a. C. al 2040 a. C)?).


Etapa grecolatina o clásica: el Escudo en Grecia y Roma
La cultura griega tomó la forma de combate similar a la egipcia, el escudo protegía a cada individuo (aunque los griegos luchaban en parejas y no de forma plenamente individual). Sin embargo, con los griegos comenzó uno de los cambios más importantes en el término escudo: el escudo ya no es sólo la protección en combate, sino también el blasón que identifica al guerrero por sus hazañas, por su linaje, por su fatum, etc. Este cambio de significado o, mejor dicho, la adicción de un segundo término a la palabra “escudo”, la analizaremos en el apartado “el escudo como blasón”.
Llegamos así Roma, quien remplazó la forma y la decoración del escudo con su devenir histórico según el modelo de gobierno. En la Monarquía observamos escudos de pequeñas dimensiones y con formas circulares (parma), o rectangulares, en la web Scuta.org se relata lo siguiente (Scuta s.f.):
«En los tiempos pre-republicanos[...] se utilizaba un escudo redondo denominado parma -según Tito Livio éste escudo fue utilizado hasta el siglo V ac, de lo cual hablaremos en unos instantes-. Sin embargo también tenemos evidencia de la utilización de un escudo rectangular, como según comenta Diodoro en sus escritos. No obstante una de las evidencias más esclarecedoras es la que nos llega de Situla de Certosa, lugar en el que se encontró una pieza de bronce -fechada aproximadamente como de 500 ac- donde se pueden ver tallados guerreros con escudos redondos, ovalados e incluso unos semejantes a los utilizados por los hoplitas.
Esto indica que lo más posible es que su uso fuera mezclado y no existiera una exclusividad. Otra teoría es que cada diferente Centuria utilizara un escudo diferente. Era muy común, así mismo, en estos tiempos donde el mismo combatiente debía de proveerse de su propio armamento, que los más pudientes utilizaran escudos completamente de bronce similares a los utilizados por los ciudadanos griegos de elevada condición económica. Estos escudos completamente de bronce eran un claro símbolo de status por lo que generalmente los encontramos portados por los héroes mitológicos en infinidad de relatos.»


Ilustración 3. Sítula de Certosa en la que aparecen
 varios soldados con sus escudos
Así observamos cómo dentro de un mismo periodo histórico convivieron varios “escudos”, cada uno destinado a un tipo de ciudadano clasificado según su poder económico. A la izquierda de estas líneas, la “Situla de Certosa” que se cita en el texto (Situla de Certosa ¿siglo V a. C?). Sin embargo, el escudo adquirió mayores dimensiones según creció la influencia de Roma. Durante la República encontramos escudos de mayores dimensiones que aquellos que existieron en la Monarquía y, como rara vez se dan en la historia, se crearon una serie de escudos ovalados. Con la llegada del Imperio, y debido a la amplitud de terreno que éste conquistó, Roma debía asegurar su vasto imperio y para ello necesitaba armas y escudos mayores y más eficaces: el escudo aumenta de nuevo de tamaño y adquiere la famosa forma rectangular, definiendo el modelo del scultum.
«La forma rectangular del scutum aparentemente, y si bien fue utilizada con anterioridad, se "estandariza" a mediados del siglo primero. Su tamaño no solo varía entre los diferentes períodos, también lo hace entre las diferentes legiones y cuerpos. Podemos establecer un tamaño "estándar" que va desde el hombro del legionario hasta la parte superior de su rodilla. Este tamaño, o medida, es eficiente y muy bien adaptado al modo de combate de la legión Romana, otorgando no sólo una cobertura formidable sino que además resulta ideal para cubrir parte del cuerpo del compañero de fila en una formación cerrada -de la que los Romanos eran muy partidarios-. Una particularidad del scutum, al menos del Augustal, son los bordes curvados a los costados que, de cierta manera, "envolvían" al legionario protegiendo no solo su frente sino que también cubría un tercio de sus flancos. Esta configuración: scutum rectangular y encorvado a los lados.»
Scuta.org (Scuta s.f.)
Durante este periodo surge realmente la táctica del “testudo” fue la más usual (aunque en Mesopotamia debió existir algo similar, según lo hemos relatado, el nombre es claramente latino), de ello dan testimonio autores contemporáneos como Julio César o Cesar Augusto; sus diarios bélicos relatan cómo “estas formaciones salen victoriosas en las guerras”. El “testudo” no sólo conformaba esa técnica defensiva antes mencionada, sino también una formación defensiva:
«El escudo no solo servía para desestabilizar al enemigo con un duro golpe del umbo, sino que también incluso era útil para matarlo o neutralizarlo rompiéndole alguno de sus miembros con los macizos bordes con los que contaba. Así mismo el considerable tamaño y la forma de éste le permitía al legionario cubrir la mayor parte de su cuerpo mientras cargaba con su pilum para arrojarla hacia el enemigo. Es en el área grupal que el escudo se convertía en una herramienta imprescindible. Dentro de las tácticas más famosas está el testudo -tortuga en Latín-. Esta estrategia consistía en ubicar los escudos de manera cerrada repeliendo todo tipo de misiles y objetos contundentes arrojados hacia la cohorte o grupo de legionarios. Otro factor de importancia se da al observar el funcionamiento de las filas cerradas de legionarios. los escudos rectangulares les permitían no solo cubrirse a si mismos, sino también proteger a los camaradas de armas ubicados a los costados. Manteniendo Así una cobertura óptima de la fila ante todo tipo de ataques»

scuta.org (Scuta s.f., 5)

Ilustración 4. Una armadura del siglo XVI
 El escudo es armadura: el escudo desde el s. V hasta el s. XVIII
Tras la caída del Imperio Europa cae en esa etapa conocida como Edad Media. Un nuevo tipo de armadura (y nunca mejor escrito) se incorporó al cuerpo con la figura del caballero, ya no será sólo un arma embrazada, sino un traje completo. Surgieron así las armaduras, unas estructuras móviles de cuero y acero adheridas al cuerpo que se empleaban en las contiendas y torneos -una junto a estas líneas (Desiderius 1544)-; debido a su peso, hacían del infante un combatiente lento necesitado de montura. Esta idea es esencial, pues no todo el mundo podía permitirse una armadura, ni tampoco un caballo capaz de aguantar su peso, de ahí que el título de “Caballero” equivaliera a uno de hidalguía. Es justo decir decir que la armadura ya existía desde el antiguo Egipto, lugar en donde se empleaba un traje de mallas que cubría el torso y permitía el enfrentamiento directo, pero hasta la Edad Media no se cubrió todo el cuerpo y cabeza (sin duda una de las partes más frágiles).
La armadura se siguió utilizando hasta entrado el s. XVIII, las armas de fuego eran capaces de traspasar aquel acero y cuero que conformaba las armaduras medievales y ya no tenía ningún sentido funcional ni estético (en el medievo la armadura conformaba un traje que era sinónimo de poder). En siglos posteriores se utilizó sólo con valor histórico o decorativo y en el XIX onformó parte de ese ideal romántico que aludía al mundo mediaval. Esto supuso el auténtico final del escudo como arma protectora.
De caballeros sin caballo”: el escudo como heráldica
Aunque el escudo como heráldica representativa de nobleza comenzó a utilizarse en los torneos de entretenimiento (sabemos que Enrique I de Inglaterra organizó eventos de este tipo como distracción durante los tiempos de paz en Gottingan -930d. C-), se tiene evidencia de él desde el resplandor de la cultura helénica. En la Iliada, Homero nos relata minuciosamente las cualidades estéticas del escudo de Aquiles que Éfeso le construyó; un escudo donde se representan dos ciudades: una en combate y otra en paz. Aunque para los griegos primase posiblemente más el valor bélico del escudo que el valor distintivo, no debemos pasar por alto que lo que nos narra Homero en la Iliada es la reseña del escudo de un personaje concreto, de gran valentía y de origen divino, no el escudo de “un cualquiera” (al arma se convierte en la identidad del héroe y, por tanto, se pasa de un uso funcional a un símbolo clasista), de ahí que se insista tanto en la talla del escudo (no podía faltar un poco de estética a este relato historicista). La nobleza medieval toma parte de esta idea informativa que existía en Aquiles y en su escudo (se entendió a sí misma como una clase elegida por Dios capaz de enfrentarse con valentía en los pleitos o torneos que disputa).
El blasón era, en sí mismo, cada una de las imágenes que representaban el linaje familiar o individual o a una población (pues podía designar las hazañas de una familia, de un solo individuo o a un poblado normalmente este privilegio se otorgaba por parte de algún noble) y se situaba en el centro del escudo. El objetivo de este escudo no era otro que el identificar al portador a la hora de combatir o acudir a un acto social. Por lo tanto, la función defensiva y la descriptiva convivieron en el mismo escudo. Los valores de hidalguía se perdieron en torno al siglo XVIII con los ideales de la revolución francesa, pero se retomaron durante el XIX con la llegada del Romanticismo y el movimiento nacionalista. Hoy en día aún hay familias que mantienen estos escudos en sus casas como obra exclusivamente decorativa (aunque irreflexivamente siga manteniendo el valor clasista; pues sirve como distinción social histórica del resto de personas que acudan a ese hogar).
No me escudo, simplemente no llevo suelto”: el escudo como moneda
El escudo fue o sigue siendo la unidad monetaria de diferentes estados; en todos ellos se caracteriza por estar cubierta de oro o plata y por representar un escudo de armas en una de sus faces. La unidad del escudo se ha empleado, principalmente, en países de influencia hispana (incluyendo España). El escudo de oro español era una moneda de pago frecuente en el siglo XVIy se acuñó en Barcelona para sufragar los gastos de la Expedición a Túnez; la moneda sería utrilizada en todo el imperio español, donde también fue acuñada paulatinamente en las cecas de México, Lima, y Potosí hasta inicios del siglo XIX. El escudo representaba la efigie de los diferentes monarcas, así que en cierto sentido también cumplía esa función heráldica. El escudo de oro se mantuvo como unidad monetaria española hasta el reinado de Isabel II, y se abandonó definitivamente cuando en octubre de 1868 se establece como nueva unidad monetaria española a la peseta, basada para sus respectivas subdivisiones en el sistema métrico decimal.
Conclusión
Vemos como en cada una de estas tres acepciones se van incorporando los términos de la acepción anterior (el escudo como moneda emplea el blasón, y éste a su vez, se vale del escudo de armas) por lo tanto, en todas las acepciones del término “escudo” encontramos de forma primigenia la imagen de éste como “escudo de armas”, de ahí la importancia de este primer apartado, pues permite explicar el porqué se emplea en la heráldica o en la moneda de un país.
La necesidad de identificación
Todas las poblaciones buscan una serie de iconos, imágenes, música, lenguaje, creencias, ritos, etc, que identifiquen tanto a la población en sí misma como a los habitantes de esa población; buscan la unidad de habitantes como un solo individuo que forma el cómputo de la población. El motivo principal de este hecho es la necesidad individual de cada ser humano que trata de sentirse arropado en sociedad, para ello busca la forma de sentirse parte de algo mayor.
El ser humano, ser social por naturaleza, desea formar parte de ese “estado” mayor, aunque también reclama su individualidad. El ejemplo más claro de esta igualdad lo encontramos en el deporte, cuyo máximum es el fútbol. El fútbol puede pasar desapercibido durante el día a día (excepto para forofos y personas que dependan directamente o indirectamente de él), sin embargo, todo el mundo se siente identificado y desea que gane la selección (este fenómeno es muy curioso, pues yo mismo odio el fútbol y veo cómo consigue atraparme, aún cuando no lo deseo, durante los mundiales). En el estudio de este caso podemos encontrar gente que desprecie este comportamiento de masas, es cierto que hay personas que no se sienten identificadas y desprecian este comportamiento (al menos, cara al resto de la sociedad), lo que nos lleva a la identificación social enfrentada a la identificación social, son las dos caras de una misma moneda. Las personas que no desean seguir el camino marcado buscan la aprobación del otro extremo social, de todo el colectivo que no se siente identificado con la selección cuando juega el mundial, y de nuevo se sienten arropados.
Como vemos, nos podemos encontrar con dos partes siempre enfrentadas dentro de una misma sociedad, pero, paradójicamente, ambas se enfrentan sobre el mismo tema. Voy a recurrir a un esquema para intentar explicarlo mejor:
Ilustración 5. Sociedad y criterios de identificación
La sociedad siente un factor que la identifica, el individuo se posiciona a “favor” o “en contra” de ese factor. La sociedad se identifica con el fútbol, un individuo siente que él no se siente identificado con el fútbol.
Maslow desarrolla en su famosa pirámide una escala en la que, una vez desarrolladas las necesidades más básicas, busca desarrollar otras más complejas. Encontramos que las necesidades complejas recurren de forma necesaria al resto de individuos que rodean al individuo (valga la redundancia). En conclusión, el ser humano necesita de otros seres que le identifiquen. Si este individuo se siente marginado o repudiado por ese conjunto, vagará hasta encontrar al conjunto opuesto que le acoja. Aquí, tras esta identificación que se posiciona ante factor común, nace la señal de identidad. La señal de identidad es el objeto sensible que acoge toda creencia o valor de una sociedad (una canción, un lema, etc). El colectivo universitario se identifica con el lema de su Universidad, los habitantes de una población se identifican con la música tradicional de su población, una ciudad se identifica mediante el escudo de ésta.
Toda señal de identidad nace de la historia o de la tradición. Cuando un conjunto de individuos decide crear su señal de identidad se remonta a la historia, tradición o leyenda que todos los componentes tienen en común, aun cuando no la han vivido por pertenecer a su antepasados. Analizaré a continuación el caso concreto del escudo de armas aplicado a una población.
El Blasón como identidad de una población
Cuando un gobierno como “representación” de la poblacióno un conjunto de habitantes, pide crear un escudo que sea capaz de identificar a todos los habitantes que forman una población, recurre a los hechos históricos, tradicionales o legendarios que han sucedido en el terreno que limita a dicha población. Los habitantes se identifican con esos hechos, aun cuando no los han vivido; aquí encontramos el componente cultural y educacional, pues a estos habitantes se les educa de forma intencionada o no en las costumbres y valores de sus antepasados.
El escudo, por lo tanto, busca imágenes con las que el conjunto de habitantes de una población identifique su ciudad, país, pueblo, etc; y así se sientan identificados ellos mismos bajo esa comunidad que le identifica. Como ya dije, recurrirá a elementos que se encuentren dentro del territorio que ocupa su población, elementos que históricamente tuviese o a leyendas de la zona. Para poder explicarlo, voy a recurrir, por fin, al elemento principal de este trabajo, el escudo de mi pueblo (La Cistérniga).
El escudo de armas de La Cistérniga

La Cistérniga es una población a 6km de su provincia, Valladolid, que actualmente cuenta con cerca de 10000 habitantes (en el censo de 2012 contaba con 8449 habitantes). La población ha crecido mucho en el último siglo, crecimiento impulsado por la búsqueda de un pueblo cercano a la ciudad pero que todavía contase con lo denominado “típico” de un pueblo (búsqueda de relax, viejas tradiciones, etc). Esta búsqueda ha culminado en efecto contrario, haciendo de La Cistérniga un barrio-dormitorio de Valladolid donde muchos de sus habitantes no conocen la historia de la Villa.
 Aún quedan tradiciones y ritos que los más ancianos de la villa, hijos de antiguos vecinos o el párroco han mantenido como seña de identidad, buscando así la superveniencia testimonial de éstas. Algunas de estas señas como la historia del municipio como terreno y posteriormente como villa son narradas en dos volúmenes por el escritor Enrique Berzal de La Rosa, quién relata la evolución demográfica, histórica, económica, etc. de La Cistérniga.

Ilustración 6. Escudo de La Cistérniga con fotografías que ilustran aquello que se representa en sus registros


En Junio de 1991 la Junta de Castilla y León y la Consejería Presidencial, con un dictamen favorable de la Real Academia de la Historia, aprobaron el escudo heráldico de La Cistérniga. Tiene un diseño de escudo español, de forma cuadrangular y acorazada en su base, medio partido y cortado. Analizando la imagen de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo (forma correcta de leer un escudo), encontramos las siguientes armas:
  1. Timbre con la corona de la Familia Real Española. Este timbre es otorgado como reconocimiento de aldea y villa de paso de realeza.
  2. En campo de gules rojo, un castillo dorado mazonado de negro y vanos azules. El castillo simboliza la castilla medieval, pues es, en sí mismo, el blasón de ésta. El castillo ocupa el cantón más noble del escudo, pues la villa ha sido castellana desde la edad media y ha dado cobijo a prestigiosos nobles y figuras de Castilla (como de Miguel de Cervantes Saavedra o Rodríguez Calderón -quien se casó en la villa-).
  3. En tercer lugar y siguiendo el orden arriba mencionado, se halla un campo verde surcado de una fina banda plateada a la que flanquean dos esbeltas chimeneas. La cinta plateada simboliza las principales calzadas de la villa (carretera de Soria, cañada real de ésta, carretera a Segovia e, incluso, una antigua calzada romana de la que apenas quedan restos. Todas estas cruzaban o siguen cruzando el municipio, comunicando los Valles del Duero y Pisuerga. Las chimeneas son marca de las diferente fábricas que la villa tuvo en los siglos de crecimiento económico de La Cistérniga (principalmente último tercio del s. XVIII, s.XIX y XX), y aluden a ese pasado en el cual La Cistérniga logra independizarse de la ciudad. Al situarse entre cerros, se acumuló barro que permitió emerger la industria de la cerámica. También se crearon puestos de minería donde se extraían yesos y espejuelos. Aún existen algunas de estas chimeneas y cuevas, las últimas llegaron a ser utilizadas como polvorín en la Guerra Civil española.
  4. Por último, encontramos las imágenes del cuerpo inferior del blasón, que ocupan el mismo espacio que los dos cuarteles superiores. De nuevo, esta celda rememora el pasado remoto de la villa. En él se halla una réplica del puente romano, del que sólo quedan las cepas de su flanco derecho, que se haya en una finca particular pero dentro del municipio. Este puente se sitúa sobre el río Duero (a imagen de su situación original), río que atraviesa el municipio.
    También aparece reflejado el torreón medieval, utilizado para cobrar los tributos de paso durante la reconquista y sobre el cual recae la leyenda de un subterráneo que une la población con otras cercanas (como Tudela y Herrera de Duero) evoquemos la aportación de leyendas a los blasones. Junto al bastión, se recrean dos pinos que hay en los dos flancos de río, aludiendo a la comarca (Tierra de Pinares”)
El empleo del blasón de La Cistérniga en otros ámbitos municipales
Algunas formaciones del municipio; bien porque el ayuntamiento las subvenciona, bien para mostrar su procedencia, o por ambas; lucen en sus emblemas el blasón heráldico de La Cistérniga. Aunque los motivos pueden ir más allá de la mera representación, no podemos olvidar que estas formaciones están ilustrando el municipio allá por donde pasan; es una forma de exhibición de la formación e, implícitamente, del municipio. No olvidemos que, además de la mera imagen del municipio fuera de éste, el estandarte está identificando a todos los componentes de la formación (véase “la necesidad de identificación”). Algunas de estas formaciones son las siguientes.
Banda Municipal de Música de La Cistérniga
Ilustración 7. Pendón de La Banda Municipal de música de La Cistérniga
La banda municipal del municipio fue creada en el año 2000 de la mano de D.Ángel Fernández García y actualmente, y desde el año 2010, por D.Alberto Alonso Zúmel. Con 14 años de experiencia, ha participado en la elaboración de un disco por la Diputación de Valladolid, colaborando con otras bandas de la provincia; ha participado en encuentros de bandas como el de Tordesillas en conmemoración del paso de Isabel "La Católica" para firmar el tratado de Tordesillas o el organizado en Arroyo de la Encomienda para conmemorar los 200 años de la Diputación de Valladolid; ha dado conciertos por toda la provincia y por España (como el Jueves Santo, donde acompañó con marchas sacras una de las procesiones de Madrid). Actualmente está compuesta por 50 miembros (incluyendo al director).
Su pendón está diseñado en tela cuadrangular con acorazado partido y cortado en su base; bordado con flecos dorados, representa una lira (símbolo de la música en la antigüedad) y el escudo municipal (haciendo distinción de su población). Sobre estas imágenes aparece escrito “Banda Municipal” en letras doradas (marcando el tipo de banda de la banda) y “La Cistérniga” bajo ellas. El pendón es sustentado por un mástil de madera en cuya cúspide se muestra una clave de sol (clave en la que leen la mayoría de los músicos).
Club de fútbol “La Cistérniga”
Ilustración 8. Escudo Club de Fútbol de La Cistérniga
 El club de fútbol de la Cistérniga nace en noviembre de 2002 (aunque realmente es fruto de la evolución del municipio, pues ya existía un equipo). Inscrito en el registro de entidades deportivas de Castilla y León y cuenta con tres modalidades de juego (fútbol 7, fútbol 11 y fútbol sala) repartidas en siete categorías (prebenjamín, benjamín, alevín, infantil, cadete, juvenil y senior). El equipo participa actualmente en las diferentes ligas deportivas que se organizan a nivel nacional y provincial. Cuenta en total con 135 deportistas y más de 200 socios.
El escudo, de diseño esférico en alusión a un balón, ilustra el escudo municipal custodiado por dos pelotas de fútbol sobre fondo blanco. Se trata de un escudo bordeado de doble línea de diseño interior rojo donde se muestra en la parte superior el nombre del municipio, y en la inferior el tipo de formación deportiva qué es.

Bibliografía
Desiderius, Helmschmid. «Armadura y Celada de la armadura de Mühlberg del emperador Carlos V» Real Armería. Acero grabado, repujado y dorado. Madrid, 1544.
«Estela de los buitres.» Museo del Louvre. Relieve Mayor. París, ¿2500 a.C?
Pacheco, F. El arte de la pintura. Madrid: Cátedra, 1990.
Scuta. «Los escudos de los romanos.» Imperium.org. s.f. http://www.imperivm.org/articulos/scutum.html. (último acceso: 7 de mayo de 2014).
«Situla de Certosa.» Museo Cívico de Bolonia. Situla de Bronce con bajorrelieves. Bolonia, ¿siglo V a. C?
«Tropas de soldados egipcios.» Museo Egipcio. Escultura exenta de madera policromada hayada en la tumba de Mesehti. El Cairo, ¿X dinastía (2100 a. C. al 2040 a. C)?


Radagast

Comentarios

  1. Realmente interesante, un recorrido histórico muy ilustrativo e informador de lo que la palabra "escudo" esconde. Muy, muy interesante también desvelar el significado del escudo de La Cistérniga y sus múltiples usos. Un trabajo muy acertado en todas sus formas.

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