¡Atrévete a pensar!


Sapere aude (atrévete a saber)... seguro que has leído o oído esto esto antes, normalmente se lo atribuimos a Kant (aunque sabemos que ya lo usó el clásico Horacio) y hoy es un tópico literario que rara vez acude a la invocación.


Vivimos en una sociedad inmediatizada y utilitarista: quiero esto y lo quiero cuanto antes. Muchas veces justificándolo en la felicidad pero encauzando esta mediante un nihilismo evidentemente destructivo que se presenta ante nosotros como egoísta y falto de empatía. Voy a intentar dejar los tecnicismos y la filosofía a un lado (es un esfuerzo grande, la verdad), pero quizá para defender cuán importante es pensar por uno mismo es necesario darse cuenta de que no lo hacemos precisamente a menudo (o, si prefieres deciro así, "no sabemos lo que tenemos hasta que... ¿dejamos de usarlo? -por suerte el pensamiento o, mejor dicho, la capacidad de pensar, no se puede perder en un bolsillo del pantalón-). Estaba argumentando cómo el deseo irracional del momento (¡ya!) ha vencido al querer racionalizado éticamente (¿me conviene?): ganamos para gastar y tener el último modelo de teléfono del mercado, preferimos la fiesta de la noche a la noche que alberga una misteriosa fiesta de estrellas; algo que me preocupa aún más, hemos matado la relación amorosa, su cuidado y su recelo, en pos del "lío" o del "rollo", el momento inmediato tras conocer a alguién (antes se hacía el amor es decir, se consumaba el propio sentimiento, ahora se "folla" y al día siguiente no recuerdo ni tu nombre...); y por último, si no me sirve para nada, ¿para que aprenderlo?

Sí, sé que dije que no recurriría a la filosofía (aunque nunca dejemos de recurrir a ella por el simple hecho de preguntarnos algo), pero no puedo aguantarme lo que Heidegger me está chivando a la oreja (y no sé por qué, pero a todos los que amamos de un modo u otro la filosofía siempre suele ser él o Nietzsche el que viene a nuestra llamada): D. Martín Heidegger distingue dos formas de ser, el ser pasivo (como herencia) y el ser activo. Pongamos un ejemplo de esos "de andar por casa" para entendernos: si tú tomas los conocimientos que has adquirido en la escuela, en tu casa, con tus amigos y los vomitas como en un examen, eres un ser pasivo (tomas el conocimiento, pero te limitas sólo a eso), si sigues las modas, escuchas la música que te dan sin más... eres un ser pasivo (¡atención!, para Heidegger ésto no es necesariamente malo, aunque sí es inauténtico -no auténtico, no tú-. Es lo que te dan y no lo que tú haces de ello). Bien, puedes escuchar los 40 principales, pero de ti depende plantarte si estás escuchando (he escrito "si" condicional y no el "qué" interrogativo): en el momento en el que tomes una actitud activa con esa emisora, pasarás a ser tú mismo y no una aquello que meramente se te da. Si actos tan sencillos como plantearte quién es el cantante, si la música te recuerda a otra anterior, si te percatas del significado de la letra que es capaz de remover algo en ti, si eres capaz de transcribir todas las notas de la melodía, etc. estás aprovechando esa música, estás exprimiendo su esencia o, como te dirá Heidegger, estás aprehendiendo (no tomas el conocimiento sin más, sino que lo aplicas).

Sin embargo aquí hay una... contradicción. Nuestro amigo alemán considera que dentro de esa inautenticidad (recuerda, el "se hace..." o "siempre se ha dicho..." sin actitud ante ese "se pasivo" y no reflexivo) existe un peligro que es el mayor enemigo del ser en sí mismo (del yo como unidad particular), ésta es lo que él denomina "técnica". Para Heiddeger el hecho de tener a nuestra disposición los objetos para aprovecharnos de ellos nos aleja de nosotros mismos (juraría que acabo de oír a Nietzsche hablando de la voluntad de poder... imaginaciones mías). ¿Esto supone una contradición? Digamos que sólo en significantes... para el filósofo la característica propia del ser es la misma libertad de él mismo sin dependencia de nadie más y, sólo aceptando esa soledad y cercanía del último fin, podremos ser capaces de actuar por nuestra cuenta (¿qué de un Superhombre y capacidad creadora?). Si somos capaces de aprehender -tomar y hacer nuestra- (y no limitarnos a aprender -adquirir conocimiento a través de la experiencia o el estudio-) seremos capaces de mejorar eso conocimiento en nosotros mismos y no mediante una especie de "universal".

Es dificil, soy consciente, por eso creo que llega el momento de retomar la tesis inicial. Normalmente desprestigiamos la filosofía porque es muy ambigua, abstracta y... no sirve para nada (utilitarismo). Carreras como "medicina", "ingeniería", etc. tienen "más salidas" mientra que la filosofía (y las humanidades en general) van en picado... Ahora voy a explicar a otro filósofo gallego que llegó a presidente (la filosofía se practica de muchos modos), este filósofo dijo esto:

"Hay que fabricar máquinas para fabricar máquinas, lo que no hace la máquina es fabricar máquinas"

Bien... ¿qué quiere decir?, la filosofía es contraheidderiana, requiere de un pequeño impulso y ayuda antes de cuestionarse por uno mismo. Voy a cambiar algunas palabras:

"Es necesario el conocimiento humano para fabricar máquinas, pues lo que no hace la máquina es ser consciente de su acto creador al fabricar máquinas"

¿Por qué ese lapsus? Fácil, nuestro filósofo se percató de que había una relación de causa-efecto entre el utilitarismo (aquello que se hace simplemente con una finalidad) y la facultad exclusivamente humana de pensar: si quitamos la capacidad intelectual del ser humano para pensar en sí mismo, incluso si somos capaces de hacerle creer que es él quien piensa y no el producto que está hecho para hacerle pensar que piensa, tendremos una máquina obediente que sigue la doctrina sin libertad pero creyendo que es libre. Ejemplo práctico: si te digo que ahora tienes 50 fuentes para contrastar una noticia dada y que están todas a tus disposición, seguramente acabes por consultar sólo un par de ellas porque son las que más te agradan. Tenemos la capacidad de pensar, de discurrir y de contrastar, pero recurriremos a aquella que nos da la información de forma simple e inmediata. Antes memorizábamos libros, ahora escribimos en Google lo que olvidamos al día siguiente. No aprehendemos, aprendemos; hemos perdido nuestra facultad humana más importantes, la capacidad de darnos cuenta de que somos los únicos mentes pensantes (no sólo instintivos) que pueblan la superficie terrestre. Y qué queda si no nos paramos a pensar que somos capaces de pensar (algo así como lo que hizo Descartes), que no "existimos" como humanos, sino como entes maquinales (nuestro filósofo gallego diría que seríamos humanos "que hacen cosas", aunque no sepan cómo llegan a hacerlas y se queden con el porqué les han dicho que deben hacerlas).

Es decir, la filosofía no sirve para nada, casi igual que la mayoría de las humanidades. No tiene un fin en sí mismo, claro está, no nos llevará a nada (o como mucho a la angustia o desesperación si no sabemos reconducirla), pero esto es lo bueno de ser humanos. Pensar no es el fin de algo, es el medio que nos permite llegar a algo. Dejemos de intentar defender la filosofía como causa última, ¡no lo es!, sólo es todas las causas anteriores que justifican esa última causa. Veo el fuego (acto) y deseo tocarlo (fin), pero en este proceso pienso que si lo toco me quemo (causa) y me dolerá (conocimiento desde la causa). La filosofía no se puede enseñar (ni la historia, ni la música, etc.), se puede enseñar a los personajes que filosofaron y los conocimientos o ideas a las que llegaron, pero nada más. Pero son esos conocimientos que ellos  desarrollaron (ser pasivo para Heiddeguer) los que nos permiten tener una base que no sólo no nos haga partir de nuevo desde la nada, sino también enfrentarnos a ellos o desarrollarlos por nosotros mismos (ser activo).

Espero que me hallas entendido, sé que no es fácil, sólo intento decirte que es hora de que pienses y de que dudes hasta de tu nombre, vuelve a ser ese niño que pregunta ¿por qué llueve? pero en en el adulto que es capaz de entender "lluvia"; sólo así se aprehende y se conquista la meta buscada.

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